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7 errores en la valoración de empresas más comunes


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En cualquier proceso que implique el cálculo o examen de distintos valores, es vital que una vez obtenidos los resultados que se estaban calculando, puedan extraerse unas conclusiones que ayuden a lograr el objetivo del procedimiento seguido. Y hay que evitar evitar una serie de errores en la valoración de empresas que son habituales.

El proceso de valoración de una empresa no termina con el cálculo de su valor, sino que es necesario realizar una correcta interpretación de la misma.

De este modo, se podrá completar el método de valoración empleado con una correcta conclusión del resultado obtenido.

Es evidente que un número o cifra por si sola no representa nada, y resulta necesario el darle un significado correcto, una vez obtenido el valor de la empresa objeto de la valoración.

Para evitar posibles equivocaciones sobre cómo interpretar dicho resultado, exponemos a continuación los errores más comunes en la interpretación de la valoración.

La mayoría de los errores que se van a exponer, surgen como consecuencia de olvidar que el valor resultante de cualquier valoración, es siempre contingente con una serie de expectativas asumidas en dicho proceso.

CONFUNDIR VALOR CON PRECIO

El valor obtenido fruto de la valoración, es siempre dependiente de las expectativas.

Una compañía podrá tener diferente valor para diferentes compradores en función de las perspectivas que cada uno de ellos tienen sobre la empresa.

Normalmente, el valor es un número que se obtiene de una hoja de cálculo, mientras que el precio es con frecuencia dinero en efectivo.

Equiparar ambos conceptos en un error claro.

AFIRMAR QUE LA VALORACIÓN ES UN RESULTADO CIENTÍFICO Y NO UNA OPINIÓN

Cualquier procedimiento de valoración se basa en una serie de suposiciones, expectativas y previsiones que dependen mucho de la visión que la persona encargada de la misma tenga sobre la compañía, el sector y/o la economía en general.

De esta manera, afirmar que la valoración es un resultado científico no es correcto, pues refleja la opinión que una persona.

ASEGURAR QUE LA VALORACIÓN ES VÁLIDA PARA TODO EL MUNDO

Las valoraciones variarán mucho en función de quién las realice, y el peso que éstas den a cada una de las hipótesis utilizadas.

Por ello, cada valoración será válida y aceptable para la persona que la haya llevado a cabo, ya que refleja sus opiniones y perspectivas sobre el futuro.

Además, la valoración no será la misma para el comprador que para el vendedor, debido, en gran parte, a la distinta visión que cada uno de ellos pueda tener sobre la compañía.

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CONFUNDIR VALOR ESTRATÉGICO CON VALOR RAZONABLE

El valor estratégico sólo existe en el caso de que la empresa considerada tenga para un comprador más valor que el valor razonable para otros compradores.

Este valor extra normalmente se debe a las expectativas de generación adicional de cash flow.

Se trata, por tanto, del valor estratégico, y no debe confundirse con el valor razonable.

OLVIDAR QUE LA VALORACIÓN DEPENDE DE UNA SERIE DE HIPÓTESIS

La valoración se basa en la proyección de los estados financieros de la empresa hacia el futuro, en función de una serie de hipótesis y suposiciones.

Por lo tanto, lo más conveniente al terminar una valoración, es realizar un análisis de sensibilidad, modificando algunas de las hipótesis asumidas para comprobar como el resultado obtenido puede variar en función de la variabilidad de las estimaciones tomadas en cuenta.

De esta manera, seremos capaces de obtener una imagen más acertada y mitigar así posibles riesgos.

TOMAR LA VALORACIÓN COMO PUNTO DE PARTIDA DE LA NEGOCIACIÓN

Debido a que la valoración es distinta para el comprador y para el vendedor, el uso que ambas partes deben dar a la misma es diferente.

Por un lado, el comprador debe tomarla como el precio máximo que está dispuesto a pagar, pues en caso de superar dicho importe el valor creado con la adquisición será cero.

Por su parte, el vendedor usa la valoración obtenida como el precio mínimo al que deberá aceptar la operación, para así obtener un rendimiento en la venta.

AFIRMAR QUE LA VALORACIÓN ES ARTE Y CIENCIA A PARTES IGUALES

La valoración no deja de ser un ejercicio de sensatez y realización de estimaciones y suposiciones lógicas dentro de parámetros razonables.

No se debe pensar que consiste en un arte o ciencia, sino que simplemente se trata de estimar el futuro de la compañía con prudencia y cautela, sin alejarse nunca de la razón.

Fuente: 201 Errores comunes en la valoración de empresas. Pablo Fernández. 2008.

¿Sabes cuáles son los 9 objetivos que tiene la valoración de empresas? Pincha aquí.

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